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jueves, 10 de junio de 2010

Comienza el circo Mundial


Cada 4 años, hay un mes que todos esperamos por igual; grandes y chicos, hombres y mujeres. 30 días donde la magia, los héroes, las gestas que pasan a la historia y los grandes villanos, se concentran en un solo lugar. Esta vez, el mes es junio y el lugar, Sudáfrica. Bienvenidos al mundo donde 23 seres humanos se pueden trastocar, por aquel poder que solo brinda la pasión, en leyendas vivientes y anotar sus nombres en el infinito; o sentenciarse y reservar su lugar en el banquillo de los acusados de por vida. Un universo donde la desconfianza se presenta ante cada fallo, cada tarjeta, cada penal, pero es aceptada como parte de la mística que solo ese período de tiempo puede regalar.

Algunos de los principales caballeros de esta historia no podrán reclamar el trono el 11 de Julio. Cayeron vencidos en las batallas y quedaron fuera de la guerra. Y nos lamentaremos, claro que sí, porque sin ellos el cuento tendrá su desenlace, pero le faltará un toque de excelencia. Es como un gran relato con oraciones acortadas por un autor apurado, de forma deliberada.

¿Quiénes serán los destinados a levantar el trofeo que los eternizará en los anales de la gloria? ¿Y quienes aquellos a los que la historia les habrá reservado el amargo lugar de quedarse a un paso? Por nuestra parte, ¿Volveremos - volveremos o tan solo volveremos a ser los de siempre? ¿Confirmará nuestro chico su magnificencia o le dará la razón a quienes lo han convertido en la comidilla de las comidas (y asados)? ¿Será aquel 10 del lado de adentro de la cal, un 10 del lado de afuera?

Ese mes no conoce de calendarios. Porque para el mundo ese mes comienza mañana, 11 de junio. El mes de las preguntas, pero también de las respuestas. De las historias que pasan de generación en generación, de héroes y de leyendas. Faltan unas horas para que empiece ese mes. El que todos esperamos 4 cada años.

martes, 20 de abril de 2010

Las ventajas de ser local

¿Tiene el país organizador de un Mundial algún tipo de ventaja solo por ser local? ¿Qué tan importante termina siendo este hecho y qué tan determinante puede ser para el resultado final? A 52 dias de una nueva Copa del Mundo, y con la certeza de que si Argentina pasa a octavos de final deberá cruzarse con los clasificados del Grupo A, donde se encuentra Sudáfrica, vale hacer un breve repaso por la historia de los Mundiales para tratar de darle alguna respuesta a estos interrogantes.

El formato de grupos para la primera ronda se utiliza en los mundiales desde Brasil 1950. Pasaron 60 años de esa Copa del Mundo, que terminó con el histórico Maracanazo y fue la primera que tuvo camisetas con números, pero existe un hecho que ha sido una constante a lo largo de todo ese tiempo: Desde que se instauró ese sistema, nunca un pais organizador se quedó afuera en la etapa inicial.

El primer equipo con poca tradición futbolística que tuvo un decoroso papel siendo organizador fue Suiza, en 1954 -Sin contar los mundiales organizados y ganados por Uruguay e Italia en 1930 y 1938 respectivamente, porque en esa época estos equipos eran potencia-. En la elección de Suiza habían pesado varios motivos que no tenían nada que ver con el juego, pero el principal fue que su economía había sido la menos afectada por la Segunda Guerra Mundial. Si bien 4 años antes, en Brasil, el conjunto europeo había terminado en el sexto puesto, nunca más tuvo una participación destacada en Copas del Mundo y tan sólo clasifico para 4 más. Sudafrica 2010 será el quinto Mundial que dispute la selección de los relojes desde el organizado en su territorio.

Luego del 54 llegaría el Mundial de Suecia y su recordada final contra Brasil, con triunfo del equipo sudamericano 5 a 2. El caso de Suecia en 1958 no es del todo sorpresivo porque en ese tiempo los nórdicos ya venían siendo protagonistas de los Mundiales anteriores. Sin embargo nunca más estuvieron en las grandes discusiones hasta 1994, en Estados Unidos.

Mas tarde, en el 62, sería Chile el organizador y alcanzaría un inédito tercer puesto, dejando en el camino a Alemania y a Italia, en un encuentro violentísimo en el que el conjunto azzurro terminó con 9 jugadores. El equipo trasandino perdió 4 a 2 en semifinales con Brasil y le ganó luego a Yugoslavia 1 a 0 en el partido por el tercer puesto. Esa fue la última vez, hasta la actualidad, que la Roja superó la décima ubicación en Copas del Mundo.

En esta misma síntonia podemos nombrar los casos de México en 1970, que finalizó cuarto, y en 1986, cuando terminó sexto; España, en 1982, que paso la fase de grupos y termino undécimo; EEUU, en 1994, que superó la primera etapa como uno de los mejores terceros o de Corea y Japón en 2002, que finalizaron cuarto y noveno respectivamente, con arbitrajes sumamente discutidos en los partidos del equipo coreano contra España e Italia. Lo cierto es que si se analiza la historia de los Mundiales, siempre se encontrará que el pais organizador tuvo una participación importante o superadora de las expectativas del universo futbolístico.


A este dato debemos sumarle que varias selecciones ganaron sus primeros mundiales siendo organizadores: Uruguay, en 1930, Italia, en 1934, Inglaterra, en 1966, Argentina, en 1978 y Francia, en 1998. El caso de ingleses y franceses es aún más llamativo porque nunca más volvieron a levantar una copa del mundo.
 
El próximo mundial tendrá la particularidad de ser el primero que se jugará en territorio africano, y por lo tanto, será fuertemente significativo para todo el continente. Un anuncio de esto pudo vislumbrarse en el video que se emitió en la ceremonia del sorteo, donde podía verse a un abuelo con sus nietos repasando la historia de los mundiales, nombrando tanto a los campeones como a los equipos africanos que participaron. Sin lugar a dudas, en Sudáfrica va a existir una suerte de identificacion continental, que se traducirá en ventas de entradas y apoyos mayoritarios a equipos africanos.

Es por eso que la Argentina seguramente vaya a encontrarse con una gran parte del público en contra en su debut ante Nigeria. Y es por eso también que no deberíamos tomar a la ligera el hecho de que el conjunto local pueda cruzarse con la selección de Maradona en octavos. En tiempos de especulaciones y primeros Prodes mundialistas, no subestimar a Sudáfrica podria sernos de gran ayuda.

martes, 13 de abril de 2010

Martin Palermo, el primer absuelto universal.



    Desde su debut en primera división, un 5 de julio de 1992, en un triste empate sin goles entre su Estudiantes y San Lorenzo, que la figura de Martín Palermo se asoció con dos adjetivos: "Burro" y "excéntrico". A lo largo de muchos años vivió a la sombra de estos dos conceptos que, en muchos sectores de nuestra sociedad futbolera, soslayaron su condición de goleador fenomenal o de líder positivo. Hoy, 13 de abril de 2010, un día después de que El Loco marcase el gol que le permitió convertirse en el máximo goleador de la historia de Boca Juniors, ya tenemos el título de la futura película sobre su vida: "Martin Palermo, el primer absuelto universal".

    Tardó casi un año en bautizarse en las redes de primera división. Lo logró un 22 de mayo de 1993, a los 20 minutos de un encuentro en el que Estudiantes venció 3 - 0 a San Martín de Tucumán. Justo contra el conjunto tucumano, al cual casi es transferido porque el DT del Pincha, un tal Miguel Angel Russo, no lo tendría en cuenta. Pero el actual técnico de Racing renunció, asumió El Profe Cordoba y Martín comenzó su escalada de éxito. No solo se teñia el pelo, salía en tapas de revistas caracterizado como Marilyn Monroe o se bajaba los pantalones en sus festejos. También hacía muchos goles. Y era una referencia inobjetable de su equipo.

    34 anotaciones en 90 partidos le valieron el interés de uno de los clubes más importantes del país: Boca Juniors; el set de la película. Pedido especialmente por Diego Maradona, que quemaba sus últimas naves en el club de la Ribera, llegaba con su fama de burro y excéntrico a cuestas. Un mix fatal en una sociedad que muchas veces no entiende que él siempre fue un jugador de rol; uno de los mejores en su puesto.

    Durante su primera etapa en el xeneize ganó todo lo que un jugador argentino no seleccionado puede ganar: Aperturas, Clausuras, Supercopas (y Mercosures), y la tan ansiada Copa Intercontinental en el año 2000, ante Real Madrid, con dos goles y el premio al MVP de la final incluido. Además fue pichichi del torneo Apertura 1998 con 20 goles en 19 partidos, transformándose así en el máximo goleador argentino en la historia de los torneos cortos. Sin embargo para el común de la gente seguía siendo un burro y un freak, alguien que nadie (excepto los hinchas de Boca, claro) querrían en su equipo.

    Para colmo abonaba esta visión social con una serie de situaciones insólitas que le dieron calificativo de "jugador milagrero": hizo un gol de penal con los dos pies, convirtió su gol número 100 en Boca con los ligamentos cruzados rotos, marró 3 penales en un partido del seleccionado argentino, hizo un gol colgado del travesaño y anotó días después de haber perdido a un hijo. Estos son solo algunos ejemplos, porque para reflejar por completo esta sucesión de hechos necesitaríamos muchísimas líneas. Y le quitaría el encanto a la película.

    No obstante, Palermo maduró, como se dice en algunos medios argentinos. Fue transferido a Europa, donde hizo su lógica experiencia jugando para Villarreal, Betis y Alavés, pero terminó regresando a Boca, o a la Argentina, su lugar en el mundo. Y a partir de este regreso comenzó a moldear su actual figura. Se alejó de las excentricidades y se revalidó como líder e ídolo de su club. Entendió su posición en la cancha y su rol, por lo que se convirtió en un jugador mucho más completo. Siguió marcando hitos, claro está, como el gol desde 60 metros a Independiente, pero también empezó a modificar todo un esquema de percepción social que lo rodeaba desde sus inicios.

    Fue goleador del Torneo Clausura 2007 y elegido por la FIFA como el mejor cabeceador del mundo en 2008. Mientras tanto se seguía acercando a los records en Boca de Pancho Varallo y Roberto Cherro. Ante la anemía en la red del seleccionado argentino Diego Maradona, aquel que lo había pedido en 1997, lo citó y nadie vio esto como descabellado. En la confusión luego de aquel tiro de Federico Insúa contra Perú, bajo la lluvia torrencial, más de uno imaginó la pierna de Palermo cruzándose y dándole a la Argentina el pasaje a Sudáfrica. Y eso fue lo que terminó pasando.

    Un día después de haber convertido su gol nro. 219, el que le permitió erigirse como el máximo goleador de la historia xeneize, ya nadie discute a Martín Palermo. No divide aguas y los pocos que aún se permiten dudar un mínimo sobre sus capacidades no brindan argumentos consistentes. Sus números apabullan y sus situaciones insólitas a esta altura ya no sorprenden a nadie.

    Será por eso que todos tomarán como algo natural cuando Diego Armando Maradona lo incluya en la lista de 23 jugadores que irán al Mundial de Sudáfrica. O serán varios los que comprarán una entrada para el estreno de la película sobre su vida, que bien podría llevar el mismo título que lleva esta nota.

lunes, 5 de abril de 2010

La muerte de los cuatro delanteros



    Si queremos hablar de fechas concretas podemos decir que el viejo fútbol ultraofensivo murió el 29 de junio de 1958. Se enfrentaban Brasil, guiado magistralmente por Pelé, un garoto de 17 años que sorprendía al mundo, con el local Suecia, y ambos equipos paraban en cancha a cuatro delanteros. La única diferencia era que Brasil planteaba un mediocampo con dos números cinco mientras que el equipo sueco jugaba con tres defensores y tres volantes. Los nombres propios de esa final que tuvo siete goles fueron Garrincha, Vavá, Pelé y Zagallo, por el lado del Scratch, y Skoglund, Liedholm, Simonsson y Hamrin, por el lado de los nórdicos.

    Nunca más los dos equipos que disputaron una final de un Mundial de fútbol jugaron con una disposición táctica similar (Checoslovaquia sí lo hizo en Chile ´62 pero Brasil no). Paulatinamente el 4-2-4 o el 3-3-4 dio paso al 4-3-3, el sistema que reinaría en las Copas del Mundo hasta que un tal Carlos Salvador Bilardo se hiciera cargo de la dirección técnica del seleccionado argentino. Desde esa recordada final entre Suecia y Brasil, y la de 1986, todos los campeones jugaron con el 4-3-3. Y todos los segundos también lo hicieron (con excepción del mencionado equipo checo). Argentina fue el primer campeón desde Brasil que jugó con un sistema diferente.

    Vavá a los 9 y 32 minutos del primer tiempo, Pelé a los 10 del segundo y Zagallo, cuando el tiempo estaba cumplido, anotaron los goles que le permitieron al equipo sudamericano ganar el primer mundial de su historia. El único jugador del cuadrado mágico que no anotó fue Garrincha, que años después sería la figura excluyente del Mundial de Chile en 1962 y que en medio de los festejos post final, no teniendo ni idea de lo que se había conseguido, se acercó al DT Feola y le preguntó: "¿Contra quién jugamos el próximo partido?"

    Cuatro años después el mismo Brasil no pudo escapar a la lógica del reposicionamiento táctico y sacrificó a los 4 delanteros parando al Lobo Zagallo como volante por izquierda. El Scratch no resignó potencia ni virtuosismo, y de la mano de Mané Garrincha, figura y goleador del torneo, lograría el bicampeonato.

    Hoy por hoy parece impensado que un equipo pudiera salir a la cancha a jugar como lo hizo aquel Brasil en el 58. El fútbol se ha vuelto mucho más fisico y el cuidado del propio arco, lo primordial. Se construye menos y se destruye mucho, pero, como todavía se necesitan goles para ganar, se apuesta a un contrataque certero o a una pelota parada. Se escuchan mucho las palabras compromiso, equilibrio y huevos, que parecen indultar a los equipos - o jugadores - que no pueden dar dos pases seguidos.

    El viejo fútbol ultraofensivo murió el 29 de junio de 1958, en silencio y bajo el delirio de la gente que recibía a la nación que luego se convertiría en la más ganadora de la historia de los mundiales. Hoy, de tanto en tanto, se puede ver su sombra en la desesperación de un DT que necesita un resultado, pero únicamente a partir de los 30 minutos del segundo tiempo. A nosotros nos quedará la imagen del triunfo de Brasil y de Vicente Feola, el entrenador que seguramente nunca escuchó hablar de equilibrio, pero su equipo ganó una final del mundo 5-2.

lunes, 29 de marzo de 2010

El Tolo tiene la fórmula



    La comparación de este presente de Independiente con aquel equipo de 2002, que terminó coronándose campeón, parece ser una tentación inevitable. Elementos no faltan: el Rojo es puntero con el mismo DT, el mismo 9, un esquema similar y una ilusión que se sigue alimentando fecha a fecha conforme el equipo continua estirando su ventaja respecto de Godoy Cruz. Sin embargo este Independiente de hoy presenta importantes diferencias futbolisticas con aquel de 2002.

    Durante el correr de este torneo, el conjunto de Gallego fue superado en varias ocasiones por sus rivales y su arquero Adrián Gabbarini fue otras tantas veces la figura de un Independiente que, cuando está ganando, comienza a refugiarse atrás a partir de los 20 minutos del segundo tiempo. Su juego por momentos es vistoso y ofensivo pero tiende a apagarse cuando se encuentra en ventaja. Le cuesta defender con la pelota en su poder y a menudo el DT manda un claro mensaje defensivo con algunos cambios que realiza. ¿Es este Tolo el mismo técnico que en 2002 hizo que su equipo le metiera 6 goles a Chacarita y 8 a Colón, pero que en 2010 mereció perder ambos partidos?  La respuesta es sí, él es el mismo DT. El que cambió es el fútbol argentino y Américo Rubén parece haber entendido como sacarle el mayor provecho a esa diferencia.

    Hace 8 años Independiente fue campeón con 43 puntos por sobre Boca que cosechó 40. River fue tercero con 36, Velez quinto con 28, Racing sexto con la misma cantidad de puntos pero menor diferencia de gol y San Lorenzo noveno con 27. Es decir, todos los grandes + Colón y Chacarita (a los que el equipo de Gallego goleó) terminaron el campeonato entre los 10 primeros. ¿Saben que equipo fue anteultimo ese año? Estudiantes de la Plata, que perdió 12 de los 19 partidos jugados.

    Hoy la realidad es bien distinta. El nivel general del fútbol argentino ha caido dramáticamente. Boca, River, Racing y San Lorenzo se encuentran entre los 6 peores equipos de un torneo donde el inmediato perseguidor de Independiente es Godoy Cruz. Estudiantes, Banfield y Velez, los nuevos animadores de los últimos años, se ubican tercero, cuarto y quinto respectivamente, más allá de haber afrontado muchos encuentros con un equipo alternativo ya que apuntan sus cañones a la Copa Libertadores. Los clubes están quebrados y los planteles llenos de jugadores sub 21 o + 30, ya que la mayoría de la generación entre 22 y 29 emigra a Europa, donde se cobra en euros y no hay que enfrentarse con presiones y demás problemas que el fútbol vernáculo nos entrega fecha a fecha.

    En ese sentido el Tolo supo ser pragmático y acomodarse a las circunstancias de los nuevos tiempos, tanto a nivel club como a nivel general. Porque Independiente no es el mejor equipo de la Argentina más alla de ir puntero, pero sí es el más práctico. En 2002 el conjunto de Avellaneda tenía que ser muy bueno para arrebatarle el título al Boca del Maestro Tabárez o a River. Por eso se reforzó acorde a las necesidades. Se buscó la inversión de Daniel Grinbank y se armó un gran equipo porque había que ser el mejor.

    Hoy por hoy Gallego sabe que no necesita ser avasallador para cosechar resultados en este fútbol que no exige como exigía años atrás. Pega y se refugia. Y eso hasta ahora ha dado resultado porque el nivel es chato. Con un Boca más atento a solucionar sus problemas institucionales que a pelear el campeonato, un River tratando de renacer, un Racing intentando escaparle al descenso, un San Lorenzo en la transición post Tinelli - pre elecciones de diciembre y Estudiantes, Banfield, Velez y Lanús jugando la Copa, Galllego sabe que está frente a una oportunidad inmejorable. Por eso suma de a granitos para construir el castillo de arena.

martes, 23 de marzo de 2010

Simplemente especial



    "No me digan arrogante, pero soy campeón europeo y creo que soy especial". Así se definía, hace unos años, José Mourinho, el mejor técnico de Europa, con la naturalidad de quien dice una verdad que al resto de las personas les cuesta ver. Amado y odiado en porcentajes similares, el portugués dio un nuevo golpe al clasificar al Inter a cuartos de final de la Champions League, eliminando a su ex club, el Chelsea, en Stamford Bridge. El mismo lugar donde, en sus tiempos, el conjunto del todopoderoso magnate ruso Roman Abramovich solo había perdido un partido: contra el Barcelona y con 10 jugadores.

    Desafiante y confrontativo, Mourinho encontró la llave para construir una carrera sembrada de triunfos. No solo sabe de fútbol y te mata con el curriculum, sino que entiende casi a la perfección el ambiente que rodea a su profesión. No se enrrosca en el juego mediático que proponen los periodistas sino que lo juega con sus propias reglas, manejando estratégicamente sus declaraciones pero sin dejar de dar espectáculo para la venta del noticiero. "Soy arrogante porque en el mundo del fútbol es necesario serlo. No me gusta meterme con la gente, pero tampoco me gusta que se metan conmigo. Me gusta ir a lo mío y que los otros vayan a lo suyo. Si la gente te respeta por tu trabajo, tus ideas, por tu persona, entonces amor con amor se paga". Clarísimo.

    Su arrogancia es su estrategia. Es su forma de protejer a su tropa de todo lo que habitualmente convive con un equipo de fútbol profesional, y mucho más con uno ganador. "Una vez, cuando dirigía al Chelsea, mis jugadores me dijeron que mi forma de ser con los medios les había proporcionado una paz en el plano social que no recordaban y eso les permitió jugar con tranquilidad. Así que objetivo cumplido. Eso es lo que importa". Mourinho se juega su imagen en cada partido porque sabe que de esta forma sus jugadores se relajan y piensan solamente en lo que tienen que hacer adentro de la cancha. Total, la prensa está más atenta a las movidas del banco de suplentes. Podrá gustar o no gustar, pero para él las formas son parte de algo mucho mayor, que se sustenta con resultados desde hace 8 años.

    Ganó todo lo que se le cruzó por el camino: entre 2002 y 2004, con Porto, la Copa UEFA, la Champions League, dos veces la Liga de Portugal, dos veces la Supercopa de Portugal y una vez la Copa de Portugal. Con Chelsea fue bicampeón de la Premier, ganó dos veces la Carling Cup, y una vez la FA Cup y la Community Shield. Y con Inter la Supercopa de Italia, en 2008, y la Serie A en la temporada 2008/09.

    Defiende cuando hay que defender, pero es cultor del buen fútbol. Es jugadorista pero se jacta de ser el mejor estratega de Europa. Potenció a Maniche cuando estaba relegado en el Benfica, pidió a Wesley Sneijder cuando desde el Real Madrid lo liberaron y extrajo lo mejor de los 4 argentinos que militan en el Inter hasta el punto que hoy pocos en Europa puedan creer que ninguno es titular indiscutido en la selección argentina. Mientras tanto hace gestos a la cámara que lo enfoca durante los 90 minutos del partido y los usuarios de internet se deleitan con su célebre cachetada a Puyol, en la previa de un Chelsea - Barcelona. Las malas lenguas dicen que la relación del portugués con el club catalán quedó definitivamente rota luego de su paso como ayudante de campo de Robson y Louis Van Gaal.

    Polémico y provocador, Mourinho sigue haciendo la suya y cosechando resultados. Se sabe especial y no tiene reparos en hacerlo notar. Sin embargo, a no confundirse; este portugués de 47 años no solo es especial, sino que también es arrogante. Y lejos de ser una falla de su personalidad, esto constituye la clave de su éxito como entrenador.

lunes, 15 de marzo de 2010

No puede cocinar y servir...



  22 es el número mágico. No el de la cantidad de jugadores que ingresan a una cancha de futbol a jugar un partido. No. 22 es el número de goles a los que llegó Lionel Messi luego del hat-trick de ayer versus Valencia, con una brillante actuación incluida. 22 es también la cifra que lo deposita al tope de la tabla de goleadores de la Liga más importante del mundo, por sobre mounstruos del área como Gonzalo Higuain, David Villa, CR9 o Zlatan Ibrahimovic.

  ¿Cómo puede ser que un jugador que mide 1.70, acostumbrado a ir por afuera y no ser un clásico referente de area, sea el pichichi de España?, ¿Cuando hará un tercio de lo que hace en el Barca con la selección argentina? -se pregunta mucho argentino desde el facilismo que brinda la crítica-; ¿Habrá que quemar todos los libros o bien estamos ante una situación que merece un análisis muy puntual? Sin lugar a dudas me inclino por la segunda...

  No se puede hacer todo el gasto que implica cocinar una gran cena, para muchos invitados, y ser también el que prepare la mesa y sirva a los comensales: Se corre el riesgo de que alguna de estas cosas salga mal y una gran mancha de salsa termine en el vestido de la tía más arreglada para la ocasión.

  En el Barcelona Lionel Messi sirve lo que cocinan otros. Y lo hace con una maestría tal que opaca al crack que es Zlatan Ibrahimovic, al que presidente Joan Laporta trajo especialmente porque su principal trabajo siempre fue el de "servir". Esos grandes banquetes a los que la Pulga les pone su firma son producidos metros más atrás por Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Sergio Busquets, Dani Alves y Thierry Henry, quienes conforman la cocina más aceitada que el fútbol mundial haya visto en mucho tiempo. Los papeles están correctamente delimitados y los platos, por ende, salen deliciosos.

  Con la ida de Juan Román Riquelme la selección argentina perdió al jefe de sus cocineros, porque desde que llegó al restaurant, el nuevo dueño se propuso modificar el armado de la carta. Con el actual esquema de doble 5 y carrileros con mucha llegada, se perdió en elaboración y hoy las comidas son despachadas de forma más rápida. De esta manera se trastoca toda la dinámica de producción y genera que el resultado sea claramente distinto. En ese sentido también se ha confundido el papel de Messi: se busca que sea él quien bata los huevos y pele las verduras, pero también se quiere que presente el plato y sea el último eslabon de la cadena. Todo no se puede.

  El Messi versión Barcelona juega como juega simplemente porque tiene un rol delimitado y especifico dentro de un esquema que le reserva un lugar cerca del final. Lionel corona -con su clase tan característica- el fútbol que genera todo el equipo hasta los metros que preceden al area grande del conjunto rival. El mejor Messi es el que hace eso y no el que retrocede hasta la mitad de la cancha a buscar el balón.

  La respuesta tan simple, pero a la vez tan buscada, es que para que el camarero sea la estrella, la cocina debe funcionar como una orquesta. De esta manera sólo deberá sonreirle a los clientes con la seguridad de quien sabe que no tendrá ningún reclamo. Como en el Barcelona, el restaurant donde Lionel Messi se siente a gusto y puede brillar.