No se trata de llenarse la boca hablando o de conseguir algún campeonato que pueda alivianar las presiones de los hinchas. Estos tres clubes han delineado sus políticas estableciendo pautas claras y objetivos a largo plazo. Sus dirigentes, que son perfectos desconocidos para el común de la gente, hablan poco y hacen mucho. “Nosotros le damos prioridad a un determinado proyecto de club; más allá de lo difícil que significa esto en los clubes de la Argentina, o en la Argentina misma – dice el abogado Alejandro Marón, presidente de Lanús-. Yo creo que el fenómeno Lanús tiene su explicación, de manera muy sintética, en el concepto de proyecto”. De una forma similar se expresa el doctor Rubén Filipas, quien asumió en septiembre de 2008 la presidencia de Estudiantes de la Plata: “Nuestro club tiene una línea definida que viene llevando adelante desde hace varios años; han pasado muchos dirigentes y todos pensamos que el club es distinto, que tiene cosas que nos diferencian del resto y que tarde o temprano eso iba a dar sus frutos”. En línea con esto, el vicepresidente de Vélez Sarsfield, Miguel Calello, dice: “Para ser dirigente hay que tener 3 cosas: coherencia, honestidad y trabajo. Si uno realmente quiere ser dirigente tiene que tener en claro que al club hay que vivirlo, y tener en cuenta que no es únicamente un club de futbol, sino que los problemas surgen por muchos lados”.
Los tres son clubes ordenados en lo financiero y prolíficos en lo futbolístico, que han entendido que potenciar a sus juveniles es el negocio más rentable. No los tapan con jugadores de renombre y sueldos altísimos, sino que han logrado armonizar a los chicos de inferiores con los jugadores de afuera, a los que muchas veces incorporan para potenciar el todo. Una vez que los juveniles han explotado y le han dado gloria deportiva al club, los transfieren para ingresar un dinero importante a la institución. Los ejemplos de Mauro Zárate, Lautaro Acosta y Mariano Pavone son los más claros cuando se habla de estos equipos.
Los campeonatos de Vélez de 2005 y 2009, el de Lanús de 2007, el Apertura de Estudiantes de 2006 y la Copa Libertadores de 2009 demuestran que los diferentes proyectos de estas tres instituciones no han sido simplemente palabras. Han coronado una forma de ser y de entender la realidad con logros deportivos que muestran que ése es el camino a seguir.
Hoy se han engrandecido y les pelean de igual a igual a los cinco grandes el reparto de dinero de la televisación de los partidos, alegando –con justa razón si se quiere- los méritos deportivos de unos y los desméritos de otros. Pelean campeonatos, seducen a jugadores de primer nivel desde los resultados y desde un proyecto institucional claro, y poco a poco, comienzan a arrebatarles a los clásicos equipos de la Argentina sus lugares de privilegio en el ámbito internacional. Sin ir más lejos, es muy posible que la Copa Libertadores de 2010 no cuente ni con Boca, ni con River, ni con Independiente, San Lorenzo o Racing entre sus participantes, pero sí con Estudiantes, Lanús y Vélez. Toda una radiografía de los tiempos que corren.