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viernes, 25 de septiembre de 2009

¿Quién quiere ser millonario?


Las elecciones del próximo 5 de diciembre, en el Club Atlético River Plate, se vislumbran como la única luz de esperanza en el horizonte oscuro y cada vez más tempestuoso de la entidad de Nuñez. Socios e hinchas, resignados al insoportable peso del presente, se aferran a la esperanza de que los comicios sean el golpe de timón que el club necesita para salir del pronunciado pozo en el que se encuentra y modifiquen una situación que se ha tornado insostenible.

20 de diciembre de 2001. Envueltos en euforia miles de hinchas de River Plate, el club históricamente más ganador de la Republica Argentina, saludan la renovación política que llega de la mano de un joven abogado que días atrás había ganado las elecciones: José María Aguilar. Eran épocas estables y de fútbol vistoso, en las que para ir a jugar al Monumental y aspirar a ganar, había que rogar que el equipo de Núñez se hubiera levantado con el pie izquierdo.

Atrás quedaba una década del ´90 plagada de títulos, época que le valió el calificativo de Campeón de Siglo. Dos tricampeonatos y un campeonato invicto con Ariel Ortega como figura descollante y ya que sacaba chapa de ídolo eterno. Sin embargo sería la Copa Libertadores de 1996, de la mano de un Enzo Francescoli que coronó su eterno principado, y con un Hernán Crespo picante y goleador, el punto cúlmine de un tiempo brillante. River obtenía por segunda vez en su historia el máximo trofeo continental luego del triunfo 2-0 ante América de Cali. Bajo una lluvia de papelitos y con el pasaje a Japón en mano, comenzaba también el eterno idilio de los hinchas con Ramón Díaz, el DT que devolvía al equipo de Núñez al plano internacional.

En este contexto la llegada de Aguilar al poder tenía un significado especial: suponía el advenimiento de una nueva era en la que jóvenes dirigentes, profesionales o empresarios aggiornados a los nuevos tiempos, suplantaban a la vieja guardia que en River conformaban nombres como Alfredo Davicce y David Pintado. De esta manera se emulaba a lo hecho por Boca Juniors años atrás, cuando el empresario – hoy jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires- Mauricio Macri, desbancaba al eterno dirigente xeneixe Antonio Alegre y asumía la presidencia del club de la ribera. De cara al nuevo milenio, River, más ganador que nunca y con un semillero que seguía regando de fútbol las canchas de Argentina y el mundo, se reformaba para profundizar el cambio.

20 de septiembre de 2009. River es un caos en todo sentido. La reciente derrota con Arsenal por 1-0 pone por enésima vez en la cuerda floja a Néstor Gorosito, el técnico gasolero que el todavía presidente Aguilar contrató por sus bajas aspiraciones económicas y su condición de hombre de la casa. Rehén de un puesto con el que soñó toda su vida, Pipo mira para adelante, más precisamente al 5 de diciembre, como quien mira hacia el día de su juicio, porque bien sabe que las elecciones en River le ponen fin a su vida como entrenador del club de Núñez. Junto a él miran casi todos los hinchas, también rehenes, pero en este caso de su propio sentimiento. Miran preguntándose cuando acabará esta pesadilla que los llevó del Olimpo al último lugar de la tabla, de la veneración a tirarles maíz a sus propios jugadores, que descapitalizó el semillero del mundo y que convirtió a los violentos en patrones con sueldos millonarios, y al campeón del siglo en un equipito. Todo en menos de 10 años.

Antonio Caselli, Rodolfo D´Onofrio y Carlos Ávila –el mismo que tuvo la idea original de Torneos y Competencias- son hoy los José María Aguilar de ayer. En ellos descansa la esperanza de una renovación que encabece el cambio que tan desesperadamente River necesita. No son los únicos candidatos que el 5 de diciembre pugnarán por la presidencia del club de Nuñez, claro está, porque River es desde hace muchos años, el club más politizado de la Argentina. Pero sí son hoy los que cuentan con mayor intención de voto entre los más de 13 que se presentan. A sus candidaturas las unen esa esperanza de los hinchas y una serie de aristas polémicas que quedan a la vista cuando se ahonda un poco en ellas.

Antonio Caselli es el Embajador de la Soberana y Militar Orden de Malta en la República Argentina, una orden religiosa católica fundada en Jerusalem, en el siglo XI, por comerciantes amalfitanos. Italo-argentino e hijo de Esteban Caselli, el acaudalado ex embajador de Carlos Menem ante el Vaticano, Antonio intentó ingresar en la vida política del país gobernado por Silvio Berlusconi postulándose como senador. En la bajada de la autopista Lugones, el mismo lugar donde hoy se encuentran sus afiches de campaña de River, estaban anteriormente los que lo proponían como la mejor opción para el Parlamento italiano.

Curiosamente por tratarse de un candidato que se dice opositor, Caselli ha formado parte de la actual Comisión Directiva de River, con el puesto de vocal titular, y según la sección “Autoridades” del sitio web oficial del club, aún lo sigue haciendo. Porque en la página del candidato ( www.antoniocaselli2009.com) se destaca que “El 17 de diciembre Antonio Caselli asume como vocal titular de la Comisión Directiva de River Plate y renuncia pocos meses después a la secretaría de actas del club por diferencias con la dirigencia”.

Los críticos de Caselli lo acusan de no tener el conocimiento necesario de River como para ser presidente del club y denuncian que algunos de sus proyectos –como la reforma del estadio Monumental- son extravagantes e imposibles. Pero como ya se ha visto en política en los últimos tiempos, el dinero todo lo puede; las malas lenguas dicen que Caselli estaría dispuesto a invertir hasta 4 millones de dólares en su campaña.

Rodolfo D`Onofrio, por su parte, es también un candidato opositor que forma parte del actual gobierno de River con el puesto de vocal titular. Sin embargo, en su caso sus asesores se han preocupado por destacar en su página web que pertenece a la facción opositora a José María Aguilar dentro la Comisión Directiva.

Hombre del riñón de Mario Israel, actual secretario de River Plate, D´Onofrio es el Presidente de la Caja ART, de Conprefin (Consultora Previsional y Financiera) y de La Estrella Compañía de Seguros de Retiro. También es el hijo del ex interventor de la AFA durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse y el candidato - después de Caselli- que más dinero gastó hasta el momento en la campaña. Sus críticos destacan que es el “más oficialista” de los candidatos opositores, y hoy por hoy, en River, una acusación como esa puede ser la que dilapide las aspiraciones presidenciales del vocal.

El tren de los 3 con más posibilidades de llegar a la presidencia lo completa Carlos Ávila. Su caso tiene bastante similitud con el de Aguilar en el 2001, porque en la previa es visto como un empresario con aires de renovador y que nunca ha tenido nexos con la actual dirigencia, algo muy valorado por el hincha. En la encuesta que lleva a cabo uno de los blogs más importantes dedicados a los comicios en River, www.encuestariverplatense.blogspot.com, Ávila viene primero cómodo, con 350 votos sobre un total de 1360.

Sin embargo su relación pasada con el presidente de AFA, Julio Humberto Grondona, pareciera ser el único punto que le juega en contra. Mientras muchos candidatos se preocupan por destacar su honestidad, Ávila no puede negar sus nexos pasados con el señor del anillo, figura oscura dentro del universo fútbol si las hay.

5 de diciembre de 2009. El hincha de River se vuelve a levantar renovado, sentimiento que no vivenciaba desde hacía mucho tiempo. Sabe que se enfrenta al día que los almanaques han signado para que se convierta en un nuevo punto de partida y lo ha esperado casi desde siempre. Desayuna liviano y parte hacia el club con la esperanza como bandera. Después de años de aguilarismo, finalmente llegó el día en el que nuevamente todos quieren ser millonarios.